Con eolo’oolin, Tambuco celebra los 80 años de Julio Estrada

En la década de los 80, las salas de concierto no se abrían como ahora a las obras contemporáneas de compositores –menos aún compositoras- mexicanos. Julio Estrada lo sabe. Para que eolo’oolin (1981), una de sus piezas más celebradas, fuese estrenada en el país, el compositor tuvo que esperar 32 años. A pesar de que fue un encargo. 

Julio Estrada 80 años. Música UNAM
Julio Estrada.

Antes, para su estreno mundial, esperó 15 años. Sacó la obra del baúl cuando recibió la invitación de un festival en Darmstadt, Alemania, bajo la dirección de Isao Nakamura, para presentarla como clausura. “Había mucha gente incluso afuera, en los balcones; se rebasó la cantidad de público que se había supuesto. Es uno de los estrenos mejor recibidos de mi vida”. 

Y fue hasta 2013, en la Biblioteca de México, dentro del 35 Foro Internacional de Música Nueva Manuel Enríquez, que Tambuco Ensamble de Percusiones protagonizó su estreno nacional. Esta será también la agrupación que celebre el 80 aniversario de vida de Julio Estrada, con la misma obra, para lo cual el cuarteto ha invitado a dos percusionistas más. La Sala Nezahualcóyotl del Centro Cultural Universitario acogerá la segunda ocasión en que esta pieza se interprete en México, el 26 de noviembre a las 18 horas. Una hora antes, el compositor dará una charla en el vestíbulo del recinto.

“Hay que saber esperar”, dice quien dentro de nuestra UNAM es miembro del Instituto de Investigaciones Estéticas y titular del Laboratorio de Creación Musical en la Facultad de Música. 

En los tiempos en que compuso la obra, recuerda, la posibilidad de que se tocara la música actual de autores nacionales pertenecía al dominio de unos pocos. “Aquellos que no teníamos parte en ese dominio pasábamos inadvertidos. Mi experiencia ha sido más ser tocado en Europa, en Estados Unidos o en Asia; en México no forme parte de ningún grupo. La independencia se pagaba con la ausencia”.

Julio Estrada es doctor en Música y Musicología por la Universidad de Estrasburgo e investigador emérito del Sistema Nacional de Investigadores. Ha enseñado en universidades como la Sorbona (Francia) y Stanford (Estados Unidos), así como en Alemania e Italia. Fue director del Centre d’Études de Mathématiques et Automatique Musicales, en París, recibió la Orden de las Artes y las Letras de Francia y el Premio Universidad Nacional, entre otros.

Alumno de Iannis Xenakis (1922-2001), gran explorador de la espacialidad en la música de concierto, Julio Estrada dedicó eolo’oolin a su maestro, quien –cuenta- asistió a un estreno parcial de la partitura en Estrasburgo, Francia, al que él mismo no pudo ir. “No podía costear el avión”.

Homenaje especial

Eolo’oolin –título que une la voz griega eolos, viento, y la náhuatl ollin, movimiento- rinde homenaje a quien también fue un vanguardista de la percusión. Esta obra, compuesta para un sexteto de percusionistas en movimiento y 18 roto-toms, además de maderas, metales y un silbato de la muerte prehispánico, “genera un ruido blanco”.

Los ejecutantes están distribuidos en la forma de un pentágono. La idea original coloca al público dentro del área geométrica, que deja espacios libres para que los músicos deambulen mientras ejecutan la obras, de manera que los escuchas tengan una experiencia envolvente, cinética del sonido, explica el autor. Para este despliegue se inspiró en una pieza de Xenakis, Persephassa (1969), que distribuye los instrumentos en un hexágono. 

El propósito de la distribución pentagonal de los instrumentos en eolo’oolin es generar un sonido en el que las fuentes del sonido se mueven de modo que “el escucha queda inmerso en una especie de magma sonoro”. Para Estrada, además del sonido, el espacio es también un elemento esencial de la música.

“Es una experiencia nueva tanto para los ejecutantes como para el público tener una imagen auditiva de un tránsito constante del sonido”, advierte el autor de la multi-ópera Murmullos del páramo.

El instrumento protagónico es una rareza. El roto-tom es un tambor portátil, creado en Estados Unidos, cuya afinación cambia al girarlo. “Los ejecutantes lo cargan consigo mediante un arnés”, comenta Estrada. 

Tambuco. Música UNAM
Tambuco.

En la Sala Nezahualcóyotl el público estará alrededor del pentágono, en la butaquería. “Será una experiencia diferente de la obra, en la que podrán apreciar también el movimiento de los ejecutantes”.

Escrita por encargo del Instituto Nacional de Bellas Artes (INBA) y cercana a los 50 minutos de duración, esta obra  ha sido interpretada una docena de ocasiones en diversos países de Europa y Estados Unidos.

“Estoy muy agradecido hacia el gesto que ha tenido Música UNAM por mi aniversario y para que esta obra se presente en la Sala Nezahualcóyotl”, compartió.

María Eugenia Sevilla

Música UNAM celebra los 80 años de Julio Estrada con la interpretación de eolo’oolin a cargo de Tambuco, el domingo 26 en la Sala Nezahualcóyotl. Más información en cultura.unam.mx.